
La razón social Vilaplana, B. Calbó, S. en C., fue propietaria de la fábrica “La Estrella”, uno de los mayores y más importantes establecimientos dedicados en las Antillas a la producción de chocolates, galleticas, confituras y dulces y a la refinería de azúcar.
La empresa en explotación desde mediados del siglo XIX pasó en 1890 a la sociedad “Guerrero, Vilaplana y Cía.”, que funcionó hasta 1914. En esta fecha, por fallecimiento del señor Guerrero, se transformó la sociedad en Vilaplana, B. Calbó, S. en C.
El edificio de la fábrica ocupaba una superficie de 16.000 metros cuadrados, extendiéndose en una serie de edificaciones distintas sobre el perímetro de tres manzanas. En sus pabellones trabajaban cómodamente los 450 hombres y las 190 mujeres que la fábrica ocupaba a diario.
Existían también talleres para la fabricación de los envases de madera y hojalata que la casa necesitaba. La planta que movía todo esto tenía una fuerza eléctrica de 1.000 caballos y la más moderna y completa maquinaria. Por lo perfecto de su organización y la calidad de sus productos, “La Estrella” podía competir con cualquier establecimiento semejante de Europa o de América.
Su especialidad fue, durante mucho tiempo, la elaboración de chocolate, artículo que fabricaba en más de 200.000 libras mensuales. Pero sin que este producto sufriera merma alguna en cantidad de elaboración ni en crédito, adquirieron análoga importancia otras fabricaciones de la empresa, entre ellas la de galleticas y dulces, de lo más perfecto que se conocía.
Elaboraban también jaleas y conservas, teniendo por base para esta fabricación las frutas características del país. Este producto, no sólo se consumía en la Isla en cantidades considerables, sino que se exportaba abundantemente a los Estados Unidos, Canarias, Centroamérica y Europa.
La refinería de azúcar mereció elogios de cuantos la visitaron por su espléndida y potente maquinaria y la calidad del producto que elaboraba. La maquinaria de “La Estrella” era tal y de tan complicado manejo, que se hizo necesario un personal de extraordinaria pericia para dirigirla y encargarse de las reparaciones.

De la importancia de esta casa nada puede dar tan exacta idea como algunas cifras con ella relacionadas. Sus empleados ganaban mensualmente más de 20.000 pesos. Para atender al servicio del público, la casa tenía en constante movimiento 30 carruajes en la capital y contaba con depósitos en las principales ciudades de la Isla. Sus ventas anuales pasaban de dos millones de pesos.
La Estrella obtuvo las más altas recompensas en todas las Exposiciones donde se presentó. Finalizando la primera década del siglo XX perfeccionó de un modo notable la fabricación de bombones finos de chocolate, consiguiendo colocarla a la altura de las mejores del extranjero.
Referencias bibliográficas y notas
- La Estrella, fábrica de chocolates, galleticas, confituras, dulces y refinería de azúcar de Vilaplana, B. Calbó, S. en C. en Libro de Oro Hispano-Americano. Sociedad Editorial Hispano Americana, 1917. pp. 297-298
- Boletín Oficial de Marcas y Patentes. Habana: Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, Julio 1918. En línea [PDF]
- Personalidades y Negocios de la Habana.
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