
Natalia Broch de Calvo fue una notable pianista y cantante matancera[1] nacida en 1830. Perteneció a una distinguida y conocida familia de la sociedad cubana. No ejercía la profesión, solamente prestaba su concurso artístico para fines benéficos o sociales.
Primeramente fue alumna del Maestro Fernández Caballero en la ciudad de Matanzas y a partir de 1866 de Ruiz Espadero en la Habana, lugar este donde se traslada con el fin de perfeccionar sus talentos musicales. Con Eduardo Belot, otro discípulo de Espadero, solía tocar a dúo. El Liceo Artístico y Literario de la Habana nombró una comisión conjunta con el Presidente de la Sección de Música para saludarla y ofrecerle el diploma de socia facultativa de la Sección Lírica[2].
Los grandes maestros admiraban en París sus irreprochables ejecución y técnica. Calcagno cita la opinión de algunos de ellos, sin embargo era Natalia muy modesta. Serafín Ramírez en su «Habana Artística» prodigó también muchos elogios a su perfecto mecanismo y al sentimiento con que tocaba el repertorio clásico y romántico.
Después de ser oída en París interpretando Fantôme Bonheur y Printemps d’amour fue aclamada por grandes maestros:
El sonido que arranca al piano es excepcional (inouï) y maravilloso, es esta una de las pocas veces en las que veo en un pianista reunidas fuerza y ejecución con tanta delicadeza y ternura, encanto y poesía en la manera de decir. – Akland
Wolf al oírla tocar en el salón de Evard, también en París, exclamó:
Es una gran artista, el sonido que saca del piano es desconocido en Europa y esta es la segunda vez que la Isla de Cuba nos revela efectos nuevos en el instrumento, que sin duda deben su origen a procedimientos mecánicos de que no me doy cuenta. – Auguste Wolff
El Diario de la Marina al publicar su necrología en fecha del diecisiete de enero de 1877 menciona que murió a bordo del vapor que la traía a Cuba desde Londres. Fue el dieciséis de diciembre de 1876 día de luto para la sociedad y para el arte cubanos.
Jóven! bella! y asi tu vida acaba
Ya comprendo, tu muerte no deploro:
Es que tu voz angelical faltaba
En el celeste coro
Referencias bibliográficas y notas
- Dollero, Adolfo. Cultura Cubana (La provincia de Matanzas y su evolución). Habana, Imp. Seoane y Fernández, 1919. pág 106.
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